cuchillas para mis días.
Amanecía sangrando
por mil heridas
taponadas con te quieros
que usaba como tiritas.
Te quieros vacuos
Lo sabía...
Pero aún así seguí taponando
hasta que la sangre
corrió y corrió
sin poder ser detenida.
No hay tiritas que paren
este caudal de vida,
que se escapa, que no vuelve,
que no es retornable.
Usaste y tiraste como un envase,
años de uso y silencios.
Lo sabía...
No quise verlo...
Pero lo sabía...
Rosa M.
Rosa M.
Me gusta, muy bien construído.
ResponderEliminar